Resumen
Desde su nacimiento en las heladas alturas, a través de su largo recorrido por tierras cada vez más cálidas, hasta su llegada al mar, el río Chili ha sido siempre el protagonista principal de la existencia de Arequipa. En el curso de los siglos sus aguas han saciado la sed y han regado sementeras de antiguas tribus sedentarias y, sucesivamente, la de las culturas Aymara, Puquina, Inca y Española, dando lugar a un paulatino mestizaje que en definitiva constituye el origen de la singular personalidad arequipeña. Y es que la corriente del Chili transcurre como la vida de Arequipa: a veces plácida y recogida; y otras, iracunda y turbulenta. Pero por sobre todo, el Chili resulta de vital importancia para Arequipa, pues no sólo ha sido y es fuente principal de agua para su agricultura y el abastecimiento de su población; sino que es también un recurso imprescindible para la generación eléctrica, la minería y la industria de la provincia, además de ser el factor predominante de la subsistencia ecológica del valle.
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